Rastros II

  Mierda. Mierda. Mierda. Algo había salido mal, muy mal. Se deslizaba por los pasillos, corriendo o con el cuerpo al suelo en aquella alocada persecución. Tenía la sensación de que a cada giro, el pasillo era más estrecho y que no hacía más que meterse más y más en la boca del lobo. La parpadeante luz roja con ese alarido acompañante, también conocido como alarma, le tenían la cabeza loca, el ruido la aturdía y no era capaz de establecer contacto con los otros dos. Juraría que estaba haciendo bien, ya que había memorizado el mapa, pero no estaba segura de que los otros dos salieran tan bien parados.

Corría a la desesperada, sabía dónde podía meterse pero le quedaba un trecho para llegar hasta dicho punto, y no parecía que sus perseguidores se fueran a cansar en breves. Notaba como se acercaban a cada paso, como si no se daba prisa quizás acabaría todo de forma bastante fea. Tan solo cuatro pasillos más. Cuatro giros. Derecha, derecha, izquierda, derecha. Solo un poco más. Y finalmente allí estaba la puerta que buscaba, rezó a todos los astros que sabía para que la puerta estuviera abierta y sin pensárselo mucho se abalanzó sobre ella. Cuando opuso resistencia, la rubia chasqueó los dientes.


⚊ Ahora no, por favor… ⚊Susurró para ella misma mientras seguía intentando abrir la puerta, la cual terminó cediendo bajo el peso de la chica, que casi cayó de bruces al interior. Por suerte, fue lo suficientemente rápida como para impedirlo y cerrar la puerta tras de sí. Esperaba que pensaran que había seguido corriendo, ya que a partir de allí, eran todo recovecos y pequeños pasillos. No obstante, se deslizó entre las estanterías y cajas que poblaban la habitación, evidentemente en la más completa oscuridad. Se dejó caer en el suelo, en una zona donde le pareció más adecuado, y relajó su respiración y su pulso; intentaba dejar de parecer un caballo desbocado. Se llevó las manos a la cara. Había salido fatal: habían entrado increíblemente fácil, pero una vez con el brazalete en su poder, una alarma había empezado a sonar y en cero coma tenían a medio ejército encima. Se habían tenido que separar para poder seguir. Y vete tú a saber por donde paraban los otros dos. 

Esperó unos cinco minutos hasta que estuvo segura de que habían pasado todo por delante, eso le dejaba un tiempo para poder concentrarse antes de que se dieran cuenta de que no estaba más adelante. Cerró lo ojos, aunque con la oscuridad reinante quizás no fuera necesario, pero tenía la sensación de que las ideas fluían mejor si lo hacía. Recordó el mapa de las instalaciones, y se ubicó a sí misma en dicho plano. Estaba en el primer piso del sector J; no era la peor opción, pero sabía de zonas con más facilidades. Oía la alarma distante, pero prácticamente no percibía ningún otro ruido, así que consideró que sería un buen momento para conectar con los otros y ver qué tal les iba. Se concentró y dejó que su mente fluyera, que buscara las presencias deseadas. Estaban lejos, notaba como le estaba costando acceder; malditas paredes de hormigón, daban más dolores de cabeza que… ¡Clac! Acaba de conectar con uno de los dos. Un montón de imágenes se fueron sucediendo rápidamente, veía puertas, giros, agujeros de ventilación, manchas del suelo, todo lo que pudiera destacar mínimamente en aquel lugar tan homogéneo. Por la velocidad en que las imágenes se sucedían supuso que había conectado con Blythe. Su velocidad de procesamiento de información era increíble, no obstante completa y absolutamente caótica, a veces sospechaba que realmente no tenía en cuenta lo que pensaba, actuaba y si eso, después se arrepentía. Ahora mismo era un problema, era incapaz de seguir el ritmo de lo que llegaba, intentaba ubicarla en el mapa, pero instantes después ya estaba demasiado lejos como para que sirviera. “¡Por Dios, Blythe, algo que identifique dónde estás!”. La reacción de la pelirrosa tardó unos instantes, había recibido el mensaje alto y claro y buscaba ahora carteles, algún tipo de información que pudiera orientar a su guía. Y por fin, lo encontró. Un cartel que indicaba la cafetería, sólo había una en todo el complejo así que ya la tenía. Rápidamente buscó en el mapa que tenía memorizado. Planta 0, sector B. Debía estar en la parte más exterior. “Izquierda, recto, derecha, recto, izquierda, y la tercera puerta a tu derecha. Almacén sin vigilancia”. No recibió otra respuesta que el hecho de que siguiera al pie de la letra las instrucciones. Cuando tuvo asegurada a la chica, buscó al chico. No fue difícil, ahora ya no era una energía desbocada. El problema venía en que Gallow solía aislarse mucho, entonces no daba acceso a su mente, a la información. Detestaba que hiciera eso, era como si sólo le mostrara dos o tres imágenes para que se callara y se entretuviera; aquello no era colaborar. “Gallow” y fue como un interruptor, la imagen negra que lo rodeaba aparentemente se cambió por una especie de oficina iluminada tenuemente por una lámpara de mesa en el fondo. Parecía un sitio sin importancia, ni siquiera había ordenadores, lo cual era raro. “¿Sector?” No obtuvo respuesta, tan solo vio cómo le enviaba algunas imágenes más, de papeles que había por las mesas. Seguramente no tenía ni idea de dónde estaba. “¿Brazalete?”, lo siguiente que vio fue la bolsa con el brazalete correctamente sujeta al chico. “Necesito que averigües dónde estás. Blythe está en un sitio delicado, y habría que sacarla de ahí”. Contestó con simplemente alguna especie de mensaje afirmativo y volvió a aislarse. Era como si hiciera saltar los plomos. Resopló allí sentada en el suelo. 

Tenía que encontrar una salida al embrollo en que se habían metido, así que empezó a revisar el plano y primeramente estableció los posibles sitios en los que podía estar Gallow. Eso lo reducía a cuatro sectores del piso cero y otros seis del primer piso; lo bueno es que no estaba en el sótano, cosa que hubiera hecho más complicada la huida. Los conductos de ventilación tenían una serie de ventiladores o trituradoras dependiendo de como lo miraras, que imposibilitaban la huida a través de ellos. Repasó el plano de arriba a abajo, de derecha a izquierda, por plantas, y de todas las maneras habidas y por haber; y no había más que tres salidas. La que habían usado para entrar, la principal y algo que parecía un anexo a la puerta principal. Por donde habían venido seguramente estaría vigilada hasta las trancas, sobre todo después de su intrusión, pero la principal era una misión suicida y el anexo estaba lo suficientemente cerca como para que lo fuera igual. Una de las opciones era probar de saltar por alguna ventana, pero no tenía archivo sobre si tenían barrotes. Era un callejón sin salida, cuando pensaba que había avanzado se topaba con otro problema.↳

Una comunicación interrumpió su hilo de pensamiento. Era Gallow, le estaba pasando unos archivos. Uno de ellos era como una especie de plano. Había una salida oculta en el sector G del piso cero, pero no se podía decir con seguridad, no podrían garantizar la veracidad del mapa, aunque en vistas de que era su única opción habría que tirar de ella. Pero no estaba segura de tener que reunirse todos. Juntos eran fuertes, pero también blancos fáciles. “¿Hay ventanas allí donde estás?”. Una panorámica rápida de donde estaba Gallow y, efectivamente, sin ventanas. “Intentaré llegar hasta Blythe, intenta orientarte”. Le envió su recuerdo sobre el plano, esperaba que supiera salirse con la suya. “Prueba con el tejado”. No cortó la comunicación, pero lo dejó en un canal secundario. Volvió a Blythe, la cual parecía estar ansiosa. “¿Alguna señal?¿Algún movimiento?” Y como siempre la pelirrosa era como si se alegrara de verla, su mente solía teñirse de una sensación agradable, le agradecía que lo hiciera, la mayoría solían ponerse taciturnos con sus conexiones. Mostró el almacén sin nada alterado ni nada interesante. “Voy para allá. Si necesito ayuda te aviso.” La respuesta de Blythe fue: “Oído cocina”. Era la única que había aprendido cómo mandarle mensajes de audio ella, no solo imágenes.

Se deslizó por la habitación y se acercó a la puerta. Pegó bien la oreja a ella, y esperó a ver si oía algo. Pero había silencio, y eso era mucho decir para su oído lobuno. Parecía que habían apagado la alarma; no sabía si eso era bueno, pero no tenían mucho tiempo para pensar. Abrió la puerta y salió, mirando a todos lados. No había nadie, así que avanzó por el pasillo. Tenía claro dónde estaba la pelirrosa, pero lo que no sabía era dónde estaban los guardias, así que cada diez pasos aseguraba el perímetro. Tuvo que esconderse unas sietes veces en los cinco minutos que estuvo andando. Le quedaba solo cruzar un vestíbulo, inmenso, y estaría a dos pasillos de Blythe; no obstante, en aquel rellano había unos seis guardias rondando. Era el único acceso al módulo B, sabían que la chica estaba allí confinada. Chasqueó la lengua e intentó buscar una manera alternativa, pero no había ninguna manera de que no la viera alguno de ellos, a no ser que fueran ciegos o ella invisible. Que bien le iría ahora una bomba de esas de humo… ¡Espera! Blythe llevaba, había dicho. Volvió a comunicarse con ella, que respondió al instante. Le dijo dónde estaba y qué quería que hiciera. Y al momento vio como la pelirrosa se movía en su escondite. El sitio era algo grande pero se llenaría de humo en menos y nada. Lo delicado sería que podrían verla, podrían sospechar de donde venía el humo. Tendrían que hacer alguna trampa al respecto para que no las pillaran. 

Cuando la pelirrosa llegó a la boca del pasillo recibió las instrucciones de la rubia; estaba algo confusa, pero las siguió al pie de la letra. Aprovechando un segundo en el que ninguno de los guardias miraba, le lanzó la bomba de humo a la loba y fue a esconderse un poco más dentro a fin de que no la encontraran al entrar. Cuando estuvieron listas, Dani lanzó la bomba de humo lo más lejos posible de las dos y de los guardias. Rezó para que fuera de las buenas y en uno momento lo tuvieran todo lleno de humo. Confiaba en que Blythe sabría orientarse, sino tendría que ir a por ella. A los diez segundos algunos de los guardias empezaron a moverse, había una cantidad interesante de humo y no sabían de dónde venía, pero pensaban que era la pelirrosa así que se acercaron hacia donde contaban que estaba. A los veinte segundos no se veía prácticamente nada, así que se fueron definitivamente a buscarla. Dani le mandó la señal de que viniera, y su respuesta fue mostrarle la niebla que había. En definitiva, que le tocaría ir a buscarla. Sabía dónde estaba, pero no estaba tan segura de dónde paraban las paredes, así que con mucho cuidado cruzó el vestíbulo. Allí no quedaba nadie, se habían ido los seis detrás de Blythe. Cuando llegó al módulo B se oían quejidos suaves, de donde tendría que estar la pelirrosa. Le saltaron todos los sistemas de alarma; no estaba recuperada del todo del veneno de la última ocasión, se lo había notado en el entrenamiento de hacía dos días cuando había vuelto sudando y jadeando por algo que no debería. Se precipitó hacia el origen del ruido con los dientes fuera y un cuchillo, que había desenvainado en un momento, para encontrarse con la estampa de una Blythe triunfante y seis cuerpos tirados en el suelo sin poderse levantar.


⚊ Pensaba que tardaría menos. ⚊Sonrió mientras se sacudía la ropa.⚊ Anda, guarda eso, que con la boca así te van a entrar moscas. ⚊Se colocó bien las armas al hombro.⚊ ¿Qué hacemos ahora, jefa?


Dani sonrió ligeramente mientras escondía los dientes. Tendría que haberlo sospechado, nadie le hacía sombra a la semidiosa. Había que irse ya de aquel módulo, no tardarían en darse cuenta de que habían estado por allí así que convenía moverse rápido. Guió a la pelirrosa por el vestíbulo y consiguieron llegar al módulo D, que hacía de comunicador entre distintos módulos. El que había diseñado esto lo había hecho pensando en hacer una ratonera, no había manera de hacer atajos, tenías que pasar por una serie de puntos obligatorios. En aquel momento Blythe sacó su pistola, y Dani no tardó ni un segundo en hacérsela guardar.


⚊ Que nos oigan es lo último que necesitamos.


La pelirrosa asintió y la guardó de nuevo, para quedarse al acecho por si venía alguien. Dani comunicó con Gallow para saber cómo le iba. Le mandó una imagen de otra sala, esta vez parecía un despacho, y efectivamente con una ventana. “¿Primer piso?”, le mostró las vistas desde la ventana. Efectivamente era el primer piso. No obstante tenía barrotes. “¿Podrás?”, se oyó una pequeña risa por parte de pelirrojo, y volvió a cerrarse en banda. Esperaba que los cubriera. Buscó las indicaciones; necesitaban cruzar el módulo F para llegar al G, y visualizó el camino a seguir. Era arriesgado, pero si había la salida prometida, tenían opciones.


⚊ Bien… ⚊Costaba oírla, así que inicialmente la pelirrosa no le presto atención; pero la rubia le hizo un gesto y se acercó a escuchar sin perder de vista un posible ataque.⚊ Tenemos una posible salida. Aparece en un mapa que hemos encontrado por aquí, no figura en los más nuevos, por lo que puede que no haya nada...


⚊ Pero seguiría siendo un punto débil, no parece que hayan hecho obras. ⚊La rubia asintió a sus palabras.


⚊ Quiero que lo tengas en cuenta, quizás habrá que abrirse camino. Ya me entiendes. ⚊La sonrisa de la semidiosa lo decía todo, ahora hablaban el mismo idioma. No era experta en explosivos, eso se lo dejaban a la loca del grupo, pero eso de destrozar cosas se les daba bastante bien.⚊ Ahora sígueme. ↳


Se deslizaban por los pasillos evitando los grupos de guardias que pasaban cada cierto tiempo, buscandolas seguramente. Avanzaban lentamente, no querían arriesgarse, pero eso solo hacía que aumentara el estado de excitación de Blythe y Dani lo notaba. Además Gallow no había vuelto a decir nada, lo cual la tenía un poco mosca, ya que esperaba que aprendiera a trabajar en equipo. Bufó con la cabeza baja, mientras agudizaba el oído para ver si se acercaba alguien. Pero no era así, no se oía nadie lo suficientemente cerca para verlas, así que corrieron hasta el siguiente pasillo. Tenían que cruzar del módulo F al G, y cómo no, había una pequeña sala con algunos guardias allí parados. Eso significaba que o se enfrentaban a ellos o esperaban el milagro de que se rindieran y se fueran por voluntad propia. No tenían más remedio. “Esta vez nos toca hacer algo de ruido. No te pases”. La respuesta de la pelirosa consistió en ponerle la mano en el hombro, dándole a entender que ya estaba hecho. Dani sacó dos cuchillos que llevaba en la bota. Se centró en los olores y ruidos que le llegaban. Eran cinco. Estaban tres en la parte sur de la habitación y los otros dos, al otro lado del pasillo al que querían acceder. Le mandó a Blythe la imagen mental que se había formado, y le indicó que ella se encargaría del par y que le dejaba a la semidiosa el trío. Contaron hasta tres con la mano y saltó a la acción. 

Dani se olvidó completamente de su compañera y se centró en los dos hombres sorprendidos a los que tenía que atacar. Esperaban su ataque, así que la sorpresa inicial se convirtió rápidamente en una actitud defensiva y levantaron armas. El problema es que llevaban armas con cañón algo largo y Dani, aprovechándose de su estatura, se coló por debajo y derribó uno al cogerlo de la pierna con el brazo y derrapar para enfrentarse al otro. Cogió uno de los cuchillos y se lo lanzó al brazo con el que sostenía el arma, así que la soltó rápidamente, para intentar cubrirse la herida. Su lado más animal siempre le decía que una presa herida era una presa fácil, y luchaba consigo misma para no lanzarse a la yugular de aquel hombre, pero tenía que hacer algo ya que seguía siendo una potencial amenaza para ella; así que optó por algo intermedio y lo placó, haciendo que se diera un fuerte golpe en la cabeza contra el suelo. Soltó un suspiro una vez pudo asegurarse de que la maniobra había tenido el efecto deseado, pero no duró mucho ya que alguien la cogió del pelo para levantarla del suelo. Quería gritar, pero sabía que eso solo aumentaría el ego y la superioridad de su cazador, pero dolía mucho. Notó un dolor en el costado que la dejó algo sin aire, ya que le había pegado un rodillazo aprovechando que ella parecía más preocupada por su pelo. Y otra patada le dio. Dani intentaba cubrirse como podía, pensando qué podía hacer, así que optó por sacudirse haciendo muy complicado el agarre. Además cogió con fuerza el otro cuchillo que había preparado; y esperando que sus sentidos no la engañasen, lanzó el brazo hacia atrás a la espera de encontrar su oponente y clavarle el cuchillo. Y atinó, sólo que lo único que consiguió fue que la soltara, ya que lo había cabreado con aquella treta. El cuchillo se le había clavado en el costado del abdomen y seguramente no hubiera tocado nada importante,por eso se mantenía en pie. Pero ella no tenía ningún arma y él sacó un cuchillo su lateral, además de sacarle medio cuerpo a la pequeñaja. Dani le mostró los dientes, eran remanentes de su parte más salvaje, pero a veces ayudaban a intimidar a un rival bastante más grande que tú. Atacó él primero, esgrimiendo el cuchillo, que la rubia esquivó por los pelos mientras intentaba buscar por dónde podría lanzarse. Se notaba que era alguien entrenado, no hacía un solo ataque sin cubrirse, la loba no podía hacer más que esquivar y notar como cada vez los toques eran peores. Había que pensar rápido, aprovechar su limitada altura le había servido antes pero no creía que volviera a funcionar de nuevo, así que tenía que tirar de alguna de sus otras habilidades; quizás podría intentar desarmarlo, seguramente acabaría herida, pero de algo tenía que servirle su resistencia superior. Así que esperó a que alguno de los supuestos estoques fuera más directo hacia ella y plantó su mano alrededor de la hoja con fuerza, obligándole a desviar la trayectoria. Pero no la soltó sino que la sujetó con fuerza traccionando del cuchillo, para hacerse con él. Notaba cómo su piel empezaba a abrirse y la sangre salía de su cauce normal, pero no iba a dudar, un solo instante y no serviría de nada, se quedaría con la mano herida y sin la treta. Para un humano eso supondría prácticamente perder la mano; pero para ella, en cuyas venas corría sangre de lobo, no era así, su resistencia física era bastante mejor que la casi todos. Pero ahí estaba mirando fija y desafiantemente a los ojos a su adversario, agarrando con fuerza el cuchillo, mientras unas espesas gotas de sangre oscura caían al suelo. Veía en sus ojos el terror que había sentido de golpe, era como si ahora fuera consciente de que Dani no era del todo humana y del peligro que entrañaba la pequeña. Y eso le hizo dudar, pero a Dani no, así que le arrebató el cuchillo con fuerza y le arreó un cabezazo en todo el plexo solar, dejándolo sin respiración. La cabeza le dio un par de vueltas, era dura de mollera pero las cabezazos siempre la dejaban un poco descolocada. Estaba dispuesta a seguir, pero la herida del costado seguía sangrando y el golpe había sido duro para él, que cayó de culo para acabar tumbado en el suelo, peleando por respirara y vivir. La rubia de forma inconsciente se pasó la mano por la cara para quitarse el sudor, sin recordar que tenía toda la mano llena de sangre además del cuchillo, por lo que acabó llena de la misma con un aspecto intimidante. Estuvo a punto de saltar y agredir a la persona que le puso la mano en el hombro hasta que vio que era Blythe, que la venía a buscar, así que se relajó de golpe y se fueron por el pasillo.

No hablaron mucho en el trozo que les quedaba, se movían en silencio, deslizándose cual sombras. Esquivaron algunas patrullas y no tardaron en dar la voz de alarma de nuevo por los guardias abatidos que habían dejado tras de sí. Así que el último trecho se hizo especialmente complicado, hubo que correr, esconderse y rodear hasta llegar al punto donde tenía que haber una puerta. Pero no había nada. Tan solo más pared, pared lisa y homogénea como la otra. Blythe rápidamente se apresuró a golpear para que cediera, revelando que la pared estaba reforzada. No era viable destrozarla así como así. Como locas buscaron un punto débil, tenían poco tiempo, sabían que no tardarían en saber dónde estaban, no podría pasar mucho tiempo hasta que alguien se asomara por ahí. Las paredes de hormigón son complicadas de echar abajo a base de golpes, pero no tenían muchas más alternativas, no había ventanas a la vista. No tenían tiempo de buscar otra solución, o conseguían salir o este iba a ser su fin. Había que pensar, había que ponerse las pilas, no iba a permitirlo, por lo que se puso a pensar… ¿Por qué esa pared era más rígida que las demás?¿Qué la hacía tan especial? Que antes fuera una salida no significaba que necesitara doble protección, a no ser… Que siguiera siendo una salida. En ese caso, la protección extra es para reforzar un punto débil, por lo que de alguna manera se debe poder abrir. La rubia empezó a rastrear de verdad la pared, pegando la cara a la misma, usando su nariz y sus manos en lugar de sus ojos para encontrar la más mínima señal de que estaba en lo cierto. Blythe se la miraba como quien mira a un loco, no comprendía qué era lo que estaba buscando, pero sabía que a veces lo mejor era no preguntar a la chica, a ella la preocupaban más los guardias que posiblemente aparecerían por el pasillo de un momento a otro. Dani se movía frenéticamente revisando cada rincón y recoveco que encontraba, hasta que lo tuvo, una minúscula arruga, algo imperceptible claramente a no ser que supieras que estaba allí. Ese era su punto débil. Después de esto ya fue más fácil, siguiendo el imperceptible rastro encontró la cerradura que con un poco de ayuda acabó cediendo y les reveló el cielo exterior, algo más nublado de lo que lo recordaban pero sin duda el exterior.

Salieron en seguida, no tenían tiempo que perder. Dani probó de comunicarse con Gallow hasta que se encontraron rodeadas. Las habían estado esperando, por eso no había llegado nadie a por ellas por los pasillos interiores. Debía haber una veintena de ellos apuntándolas con sus armas, era imposible que fallaran, por mucha resistencia que tuviera la bajita o muy semidiosa que fuera la otra, estaban acorraladas. 


⚊ ¿Os pensabais que somos estúpidos? ⚊Hablaba uno que no eran capaces de reconocer, no parecía estar en primera fila, pero nadie se movía, parecían clones unos de los otros.⚊ No sois las primeras en intentarlo, pero no podíais saberlo porque nadie ha vuelto para contarlo. ⚊Se oyeron varios chasquidos simultáneos, indicando que las armas estaban listas para abrir fuego a la más mínima señal. Ellas estaban quietas, como estatuas; no podían arriesgarse, un balazo en mal sitio y podían irse al otro barrio.⚊ Es una lástima porque os habéis desenvuelto muy bien, nadie había llegado hasta este punto. Os doy la enhorabuena, pero se acabó el viaje.


Dani intentaba encontrar una posible salida al horrible desenlace, su mente trabajaba a toda pastilla intentándolo. Recorría con la mirada el panorama, mirando a todos y cada uno de los hombres, intentando buscar el dueño de la voz, miraba si dejaban huecos; y era una de las mejores formaciones que había visto, ni un solo pequeño pasillo, sin una sola fisura. Si no fuera por el peligro de muerte que la acechaba estaría incluso fascinada por eso. Y entonces recibió una imagen, y supo cuál era el plan. Estableció contacto con Blythe y le dijo que a la de tres se iban al suelo, lo normal hubiera sido que la pelirrosa contestara que estaba loca y que eso podría suponer el suicidio, pero la semidiosa tenía una fe ciega en su superior, porque a pesar de ser mejores amigas y tener confianza, Dani ostentaba un rango superior dentro de los trabajadores de Hoshi. No solo porque era como una madre para ellos y los cuidaba como ninguna, sino también porque si ella aprobaba un plan era porque era viable, y no una locura como lo que solían sugerir los otros miembros. Dani fue contando mentalmente, el mensaje llegaba alto y claro. “ Uno… Dos… Y… ¡Tres!”, y se tiraron al suelo.

Lo siguiente que ocurrió fueron algunos disparos, pero nada comparado con lo que hubiera sido que todos los presentes hubieran abierto fuego. Se levantó una humareda en aquel pequeño intervalo, como si la arena del suelo se hubiera levantado por la velocidad de un coche. Cuando cayó de nuevo, vieron a todos los que las habían rodeado abatidos en el suelo. No se veía mucha sangre, ni signos de lucha o de sufrimiento, parecía que los había abatido un rayo divino. Dani levantó la cabeza y en el borde de edificio, en el tejado, estaba Gallow como suspendido por una especie de largas hojas azuladas que brillaban con suavidad. Se mecían aunque no hiciera viento. A la rubia le recordaba a una de esas algas que se mueven con el caprichoso vaivén de la mar, tan fascinante y elegante, era como si fuera un ser de luz. El pelirrojo hizo un gesto con la mano y le salieron unas pequeñas alas a los lados de las piernas, algo ridículo teniendo en cuenta el tamaño del chico. Saltó desde la azotea, aterrizando grácilmente acompañado de la extraña forma ondeante que estaba con él arriba. 


⚊ Mili y tú tan en forma como siempre.


⚊ Por supuesto. ⚊Y con otro gesto, hizo que desaparecieran las alas y la criatura a la que Dani había llamado Mili.⚊ Ese es el trabajo de un arco celestial, ser certero y eficaz siempre. Y Mili es el mejor que había, ¿por qué crees sino que hice un contrato de por vida? ⚊Sonreía de medio lado mientras se ajustaba las gafas. Dani negó ligeramente con la cabeza y le tendió la mano esperando que le diera el brazalete. Blythe de mientras se había estado quitando el polvo acumulado al tirarse al suelo y refunfuñaba ligeramente con que el estúpido ese hubiera sido quien las hubiera salvado, que ella sola se valía más que de sobras. Gallow le cedió lo que habían venido a buscar y tras una rápida confirmación por parte de la rubia, decidió que debían irse rápido ya que no tardarían en echar de menos a todas las bajas, que no eran pocas. De camino al vehículo, llamó a Hoshi para contarle que tenían lo que tocaba y les pidió que volvieran para casa.

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