Chispas I

  Deslizaba la mano por encima de la pantalla. Había una sucesión infinita de parches bordados de estética punk que parecía no acabar nunca. Todos eran similares, incluso el precio parecía el mismo. Pero ninguno le llamaba la atención, o ya los tenía o no se merecían ni un solo segundo de su tiempo. Quería un nuevo parche para la chaqueta roja que se había comprado hacía dos días, uno grande que ocupara toda la espalda. Símbolos nazis, no; prohibida toda iconografía fascista; vísceras y sangre, no; calaveras… No, ya tenía muchas… Y en esta tediosa tarea se hallaba sumida cuando le llegó una llamada entrante.

En la pantalla parpadeó un icono mientras la sala se inundaba con una melodía estridente para el oído inexperto. Aparecía la cara de la mujer lobo con una mueca, como si le gritase. Esbozó una sonrisa, le encantaba ese efecto que había conseguido con las caras cuando la llamaban. Pulsó la nariz holográfica de Dani y contestó:


⚊ La Reina de tus porno pesadillas al habla. ¿Qué puedo hacer por ti, pobre alma descarriada? ⚊Se desperezó mientras seguía mirando algunos parches más. Descartó uno que parecía de piratas, no quería que la relacionaran con esos. 


⚊ Gallow no se ha presentado. ⚊Contestó la tan conocida ruda voz de la húngara.


⚊ No sabía que te iba ese rollo, pero para la próxima te lo incluyo. ⚊Esbozó una sonrisa de medio lado mientras minimizaba la lista de atrocidades contra la estética y buscaba en los archivos de personal los datos de Gallow.


⚊ Olivia, no tiene gracia. Tendría que haber llegado hace veinte minutos y… 


⚊ Ya te he enviado su dirección actual. ⚊La peliazul la cortó a media frase. Se estiró hacia atrás quedando tumbada en el suelo, ventajas de no usar silla.


⚊ Gracias. Pero el problema está en que no podemos hacer el plan inicial. Dependíamos de la hora y no habrá otra fisura hasta de aquí demasiado. ⚊Olivia se incorporó casi de un brinco quedando de nuevo sentada con las piernas cruzadas.⚊ ¿Puedes reenviarme la documentación? Para hacer un nuevo plan.


⚊ A sus órdenes, jefa. ⚊En su voz había una nota de diversión que crispaba los nervios a Dani, pero era algo inherente a la delgaducha chica. Cogió el teclado que tenía a un lado e hizo su magia. Sus manos se movían a una velocidad increíble y en unos 30 segundos ya tenía todo lo que le había pedido.⚊ Pero no sé si te servirá lo que hay.


⚊ ¿Qué quieres decir? ⚊Se notaba que a la rubia esto no le había gustado, pero la cosa es que exceptuando la información que ya poseía, parecía que no había nada, como si faltaran trozos.


⚊ Pues… He vuelto a entrar en el sistema, para ver las actualizaciones, y descargarme de nuevo todo lo necesario… Y falta la mayoría. Es un trabajo excelente. No es como si lo hubieran borrado, es simplemente como si no existiera la información. ⚊Calló un momento mientras se centraba en desentrañar aquel enigma. Estaba en el lugar correcto, había planos, horarios, inventarios y hojas de personal, entre otros; pero no estaban actualizadas, además no cuadraban. Los planos no coincidían con las imágenes de satélite. Los suministros que les llegaban no tenían ningún tipo de lógica. Trabajaba a una velocidad increíble, sus manos volaban y la pantalla obedecía a todo cuanto ella ordenaba. Pero la información no aparecía, era como si rebotara contra una pared invisible. No era un cortafuegos ni nada, no había información encriptada, sólo el vacío.⚊ No puedo acceder a la información. Deben tener un sistema a la antigua, sin accesos inalámbricos... 


⚊ Y eso… ¿qué quiere decir…? ⚊La voz se le notaba algo dudosa, no terminaba de comprender qué significaba eso y si sería bueno o no.


⚊ Que tendré que acceder manualmente. ⚊Dani no contestó al apunte, así que Olivia le contestó a la pregunta sin formular.⚊ Me colaré en algún terminal físico cercano y conseguiré la información. Necesitaré una hora o así.


Dicho esto, cortó la comunicación sin ni siquiera esperar a que la rubia le diera el visto bueno o señales de haber comprendido la información. Se levantó de un salto y se visitó con lo primero que encontró. Cogió una maleta que tenía en un rincón y la cargó con todo de cachibaches: una tablet, cables, algunos dispositivos extraños, unos prismáticos, ganzúas, alicates… Lo último que cogió fueron los guantes y su reproductor de música. Se escabulló de su habitación y se fue hacia la puerta sin cruzarse con nadie. Se calzó en la puerta, como Hoshi les pedía siempre; cosa que ya le iba bien, que así el olor a sudado se quedaba fuera. Se despidió con un grito que no obtuvo respuesta, ni la esperaba. 

Una vez en la calle se puso las gafas de sol y la música. Sacó la tablet y consultó el plano de la ciudad identificando los puntos de acceso. Uno estaba a 15 minutos en moto, así que cogió la que encontró más cerca y se subió de un salto, una vespa amarilla. Una buena elección de color. En el momento que le puso las manos encima, empezó a ronronear como un lindo gatito ante la orden adecuada. Se apuntó la matrícula, y le mandó un mensaje a Hoshi con las especificaciones, por si acaso no la devolvía o algo incompleta y toda la pesca. Se deslizaba por las calles como Pedro por su casa, algunos dirían que era una temeraria, pero nunca había tenido un solo accidente, quizás se debía a sus habilidades o al hecho de que tenía más suerte que un trébol de cuatro hojas; pero la cosa es que a los demás conductores les irritaba su forma de conducir, todo eran pitidos y frenazos a sus espaldas, no obstante ella salía indemne. Se perdió dos veces, no es fácil consultar un plano mientras conduces una moto, incluso ella con sus habilidades lo veía algo imposible, y además los malditos callejones no figuraban en su mayoría sobre el plano así que lo de contar calles no le funcionaba.↳

Pero finalmente llegó a la susodicha casa. Una preciosa casa rodeada de unas tapias de como dos metros, a duras penas llegaba al borde poniéndose de puntillas. Eso iba a ser un problema, además parecía fuertemente protegida, lo cual hizo que aún tuviera más ganas de conseguir colarse y hacerse con lo que venía a buscar. Dejó la moto apartadita, no fuera cosa que sufriera más daños de los necesarios; Hoshi la reñiría ya que todo solía acabar bastante roto después de pasar por sus manos y era caro arreglar tantas cosas. Rodeó la casa hasta que encontró lo que buscaba: unas tuberías; no estaban descubiertas, sino que discurrían por el interior de la pared, pero el metal era como brillante para ella aunque los separara un muro. Como tocaba no eran para nada imantadas, pero no era nada que no pudiera arreglar un poco de corriente eléctrica, así que en un momento estaba escalando la tapia usando como punto de agarre la tubería imantada por ella misma. De un salto se plantó en el suelo y justo en ese instante supo que aquel lugar tenía alarma. No hacía falta que sonara una sirena, bastaba con notar esas vibraciones del suelo que le indicaban que alguien controlaba sus pasos. Las alarmas como esa eran las más sencillas y las mejores de desactivar por parte de la chica, tan solo había que causarle una pequeña sobrecarga al sistema y enseguida se volvía lo suficientemente loco como para desactivarse solo. Sería como si hubieran saltado los plomos. 

Se desplazó por el jardín con seguridad, ya que no captaba que hubiera nadie en la residencia; nadie vivo al menos. En seguida reparó que además de la sofisticada e inútil alarma tenían cámaras de vigilancia, además de las de sensor de movimiento, que te siguen mientras te mueves; los juguetes más divertidos del mercado. Ella misma había instalado unas cuantas y se lo había pasado guay viendo cómo la gente se rayaba cuando la cámara les seguía. Pero como todo lo eléctrico, con una simple sobrecarga freía sus circuitos y nadie la molestaba. Entró por la puerta principal después de hacer saltar el doble cierre de la puerta “blindada”. De verdad, tenían que diseñar un sistema a prueba de chicas genio con poderes eléctricos, así era demasiado fácil colarse en cualquier parte. 

Lo divertido venía ahora, ya que no sabía dónde estaba el terminal que buscaba. Por los planos de la casa que tenía, había cuatro pisos, tres por encima del nivel de calle y un sótano. Sabía que la lógica de villano lo escondería en el sótano, pero también sabía que las personas eran muy cutres y que por norma general solía estar en despacho a plena vista de todos; excepto del niño pequeño que no podía molestar a su papi mientras trabaja. Se paseó un poco por la planta de abajo abriendo puertas y revisando a ver si encontraba algún ordenador; y sólo llegó a la conclusión de que allí no vivía una familia, no parecía que una mujer se encargase de la casa. Estaba limpia y ordenada, pero no era personal, no había fotos, ni una temática con la decoración, ni un solo juguete; y la nevera no tenía más que dos o tres imanes de propaganda. Esto era una casa “puerto”, tan solo una tapadera, y un sitio donde quedarse los que estaban de paso. Podría pasarse tiempo buscando el ordenador, pero sabía que sus compañeros necesitaban ayuda. No tardarían mucho en llamarla para saber más ya que la misión tampoco podía esperar indefinidamente; cuanto más rápido, mejor pago. 

Buscó el enchufe más cercano y puso los dedos en él, y lejos de lo que solía pasar normalmente (que te electrocutes), Olivia dejó que sus poderes fluyeran y se comunicaran con la red eléctrica de la casa. La examinó ya que el ordenador debía estar enchufado o algo, no creía que estuviera encendido pero podría mirar lo sitios más viables. Tendría que ser un sitio de bastante potencia, y teniendo la alarma y las cámaras fritas, eso le dejaba tres terminales: uno muy cerca, otro en el sótano y uno en el segundo piso. Se desconectó y buscó el más cercano, acordándose del horno enorme que tenía la casa, el cual tenía que chupar como veinte de corrientes. De muy buena calidad, además.  Optó por el terminal de la segunda planta, ya que la gente solía ser muy cutre y no cumplía con sus expectativas, que sería una guarida en el sótano. Subió los escalones de tres en tres, una vez en el primer piso se aventuró a buscar las escaleras, las cuales parecían jugar al escondite con la pelo azul. Sabía que había otra planta y desde fuera parecía verse, pero la mayoría de habitaciones poseían una claraboya que dejaba entrar el sol, lo que la desconcertaba un poco. Con su poder podía ver la electricidad, pero a menos que fueran unas escaleras mecánicas poco podía hacer ella. Después de hacer la ronda por la planta dos veces se cansó y decidió buscar una entrada alternativa, así que se acercó a la ventana más cercana y salió fuera de la vivienda. Empleando sus habilidades no muy ortodoxas consiguió colgarse del alféizar del segundo piso, porque efectivamente había un piso superior. No obstante no había una ventana a la vista, así que agarrada con el cuerpo colgando se fue desplazando para ver otra cara del piso. Cualquier otro hubiera pensado que era una locura, que podía caer y desnucarse, pero ella carecía de algo llamado estima por su integridad física, no le importaba estar en riesgo inminente de muerte, que un solo traspiés la pudiera matar, o que una gota de pudiera  acabar con su vida. Si no arriesgas, no ganas; esa era su filosofía. Le costó un poco llegar hasta la otra pared, pero ¡Bingo! Había ventana, así que como pudo consiguió subirse un poco más al diminuto alféizar y agarrarse a la cornisa de la ventana. Obviamente estaba cerrada por dentro. Una ventana de madera y de cristal del bueno, nada que fuera sensible a sus habilidades. Por una vez lo habían hecho bien, así que tuvo que ser creativa. Con una sola mano se quedó colgando y con la otra se apresuró a buscar algo que pudiera serle útil; y encontró uno de los cables pelados que había traído con ella. Eran unos pequeños, que le iban bien para empalmar dispositivos, y hoy le iban a servir para abrir un cerrojo. También cogió como un picahielos que siempre acababa cogiendo entre sus herramientas pero que nunca había usado en un contexto adecuado. Con cuidado y procurando no caerse, agujereó el marco de la ventana e introdujo el fino cable. ↳ Sus puntas de cobre, que sí conducían la electricidad, una vez dentro buscaron lo que mejor conducía, que no era otro que el metal del cerrojo. Cuando notó la resistencia en el cable, tiró sin soltar la electricidad, desplazando el cerrojo. No era una operación fácil, pero de algo le habían tenido que servir todas esas horas jugando a eso de no tocar el cable. Y ¡Clic!, la ventana cedió a regañadientes y se abrió para dentro. La verdad es que estaba sorprendida de que no hubiera persiana. Quizás pensaban que el piso era lo suficientemente inaccesible como para necesitarla. Con un ligero empuje se coló dentro de la casa, pero no cayó grácil como una gacela, sino más bien como un elefante en una cacharrería, rodó por encima de una mesa y chocó con una silla para acabar tirada en el suelo. Había que mejorar las entradas. Se dio la vuelta en el suelo quedando boca arriba y se sentó como cuando estaba en su habitación. Buscó el ordenador que quería, y oyó su tan querido y reconocible zumbido al fondo de la habitación en un armario doble, el cual no se abría, era como si no tuviera puertas. Estuvo peleándose un rato con él hasta que con un mal gesto consiguió que cediera, era tipo biombo, una sola puerta que se pliega.

Y apareció lo que andaba buscando, un señor ordenador maravilloso, todo un ferrari de los ordenadores, que ronroneaba suavemente para ella. Sonrió para sí misma, sacó la tablet y los cables y empezó a conectar cosas. Se puso un auricular inalámbrico y llamó a la loba. Sabía que no había que precipitarse, pero así iba adelantando trabajo. Contestó rápido, así que la esperaba.


⚊ Tu petición está lista. Gallow figurará en tu próximo sueño húmedo. ⚊Oyó como la rubia resoplaba de fondo por el comentario de la chica. Durante ese breve intercambio había conseguido acceder al ordenador y estaba buscando los archivos.⚊ ¿Qué busco exactamente, princesa? 


⚊ Todo lo que pueda sernos útil; mapas actualizados, cambios de guardia, y si encontrases algún informe de los guardias también… Bueno, todo lo que no tengamos ya. ⚊Olivia contestó con un sonido con la boca, y un asentimiento de cabeza que su interlocutora no podía ver. Recorría con velocidad las toneladas de información que había en aquel ordenador, había años de documentos y archivos, aunque estaba claro que la mayoría sólo eran cebos para ocultar más la información. No sabía quién había hecho eso pero tenía que reconocer que tenía talento, pero todo el mundo tiene un patrón para generar la información inútil, ya no solo porque todos tienen esa tendencia sino porque de alguna forma la gente tiene que saber que ese no es el original más allá de la suposición de que ya conoce la información, lo cual te hace pensar de por qué la busca entonces. 


⚊ Parece que alguien sospechaba que se podría llegar a acceder a este ordenador. La información está escondida dentro de la información, de forma que todo parece real y lo real, mentira. ⚊Dani no contestó a lo que le decía la peliazul, se había acostumbrado a no responderle porque Olivia no hablaba para la rubia sino para ella misma, era como si se explicara las cosas.⚊ Te juro que si llego a conocer quien ha diseñado esto, me acuesto con él y le dejo que me dé por detrás. Me ha puesto como una moto, por fin alguien con inteligencia suficiente para estar a mi altura.⚊ La mujer lobo tan solo contestó carraspeando la garganta, era su manera de hacerle saber que no estaba precisamente cómoda hablando de eso. Se imaginaba que se había puesto roja como un tomate, como siempre que le hacía alguna broma de esas.⚊ Tranquila que eso no será lo que te hará nuestro pelirrojo en sueños, tiene muchas habilidades mucho más interesantes, como…


⚊ Ya. Basta. ⚊A Dani no le hacían falta más palabras para conseguir mandar callar a cualquiera de ellos, la habían visto cabreada y alguno había estado muy cerca de llevarse un bocado, así que todos solían hacer caso a sus órdenes; a parte de porque solía tener la razón, pero eso le parecía algo secundario a Olivia. No le daban miedo muchas cosas, por no decir casi nada, pero morir devorada por los dientes de Dani le quitaba el sueño.


⚊ Okey. Pero que sepas que sería una bonita fantasía. ⚊Soltó una pequeña risa, mientras por fin conseguía descargarse los archivos que necesitaban. Estaba segura de que eran los verdaderos, ya que había tenido que aplicar tres códigos diferentes encadenados uno después del otro a fin de desentrañar la clave que conducía al original. No había mentido a Dani, quien hubiera hecho eso era un genio como ella, y eso le daba un morbo brutal.⚊ Te envío la información. Que tengáis suerte. 


Les envió toda la documentación que había encontrado, que no era poca, ya que de alguna manera había que dejar grabadas las cosas que se hacían y pasaban en aquel apartado lugar; lo que la tenía sorprendida era la complicada protección informática, la costosa alarma y las cámaras, para que… ¿Una pequeña instalación escondida en un bosque en la que no se produce nada, ni se hace contrabando…? Algo no terminaba de gustarle, pero la cosa era pirarse. Llevaba bastante rato y era posible que alguien avispado hubiera reparado en la brecha de seguridad que había provocado al freír los circuitos de sus instalaciones, así que se apresuró bajar de allí. Encontró las escaleras, iban con trampilla, así que de una patada la abrió y bajó. Empezó a recoger cosas, cortinas, sábanas, toallas, un montón de cosas que pudieran prender con facilidad. Terminó en la cocina y el maravilloso horno eléctrico. La sorprendía que fuera eléctrico, ya que había calefacción de gas; había reparado en aquel detalle al no ver ninguna instalación destinada a ello y ver la casa repleta de radiadores, así que esa iba a ser su baza. Ató una de las toalla al radiador más cercano, junto con la pieza que regula la temperatura, e hizo una cadena hasta el horno. ¡Y voilà! Nadie sabría nada de lo ocurrido allí. Desde la tablet activó un virus que había dejado en el ordenador para que se comiera los datos y no dejara nada, estaba programado para destruir toda la red y al acabar eliminarse a sí mismo sin dejar rastro de los datos ni de él mismo. Encendió el horno a tope y salió de la casa, desandando el camino que había hecho para llegar. Fue a buscar la vespa robada y ¡Boom! Media casa saltó por los aires. Era una chapuza, pero algo era algo. No obstante la explosión fue un poco peor de lo que esperaba y empezaron a sonar alarmas múltiples, se ve que había afectado a algunas casas colindantes. ¡Mierda! Rápidamente llamó por teléfono.


⚊ Hoshi… Tenemos un problemilla… He hecho explotar algo y me he pasado.

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