Dani&Maika (Yu)


Miaka suspiró mientras esperaba que llegase el autobús. Jugueteaba con la tarjeta entre las manos, con gesto ausente. ¿Cómo habían acabado así? Se arrebujó bajo la chaqueta, el aire era frío y se calaba en sus huesos. Bajó la mirada, cuando finalmente dejó de jugar con la tarjeta, y metió las manos en los bolsillos de la chaqueta, mientras temblaba ligeramente. Se miró la punta de las botas, sintiéndose como si no valiera nada. Sacó el móvil de su bolsillo, revisando por octava vez que no había mensajes nuevos. Lo volvió a guardar y el bus llegó hasta ella. Entró en él, y pasó la tarjeta por el lector de tarjetas, esbozando una pequeña sonrisa al conductor, deseandole buenas tardes. Se guardó de nuevo la tarjeta y se movió por el vacío autobús hasta el fondo donde vio un asiento libre al lado de la ventana. Se sentó allí, y se apoyó contra la fría ventana, perdiendo la vista por el metropolitano paisaje que se extendía más allá de la ventana. Y el móvil vibró ligeramente en el bolsillo.


Maika sacó el móvil, a desgana, lo cierto es que no tenía nada ánimo, así que tardó lo suficiente como para volviera a vibrar, está vez con más insistencia. Parecía que alguien tenía algo que pedirle, y no podía esperar. Suspiró, y desbloqueo la pantalla. Tres mensajes nuevos de Dani. ¿Se podía saber qué quería ella de ella? Los abrió.


“¿Por qué te has ido antes de hora? 20:14”
“¿Te pasa algo?¿Te has enfadado? 20:18”
“¡¡PERO QUIERES DECIR ALGO!! 20:19”


Suspiró de nuevo. ¿Qué si le pasaba algo?¿QUÉ SI LE PASABA ALGO?¿Es que no se enteraba de nada o qué? Se había presentado con su nueva novia, la cual casualmente era una réplica de ella, solo que… Era una versión algo rebelde, y peligrosa.  Aguantó el móvil entre las manos, meditando que decirle. Le llegó otro mensaje de Dani de mientras:


¿A qué juegas?¿Rompes conmigo y vas de víctima? 20:20”


Maika resopló y no tardó en responderle, no fuera cosa que le diera un ataque.


“No pasa nada. Y no me hago la víctima. No me encuentro bien, deberías recordar que me sienta mal que me baje la regla. (: 20:20”


Dijo esto, Maika cerró el móvil y lo guardó en el bolsillo. Y se volvió a colocar apoyada en el borde esperando que pasaran las paradas. El móvil volvió a vibrar repetidas ocasiones y esta vez sí que no le hizo caso. Finalmente llegó su parada, y se levantó. Saltó del autobus, y volvió a colocarse la chaqueta y el bolso. Escondió la boca y la nariz en el pañuelo que llevaba. Avanzó por la calle, sumida en sus pensamientos, mirando el suelo ausente. Sentía el móvil en el bolsillo vibrando de manera ocasional. ¿Por qué no la dejaban en paz? Sacó las llaves y abrió la puerta del piso donde estaba viviendo. Una vez en el portal, sacó el móvil y vio que tenía un montón de mensajes de diferentes personas. Suspiró. Y justo en ese momento, recibió una llamada. Laura. Resopló y se lo cogió.


¿Qué queréis?
¿¡Pero tienes algún tipo de retraso mental o qué!?
¿¡Pero qué os pasa a todas!? No me encuentro bien…
Sí, ya, no te lo crees ni tú. Has conseguido que Dani se enfade. Se ha ido.
No es mi problema, no me encuentro bien, me he ido a casa.
No, va, dejalo. Todas sabemos que no soportas que esté saliendo con Jessie.
No… No me importa…
Mientes fatal.
No estoy mintiendo. De verdad, que no me importa. Cortamos. Ella ha rehecho su vida. Es feliz. Es lo que quería.
¿Tan mal estás? Reconozco que Jessie es un tanto peculiar… Pero no se lo puedes reprochar.
Y no se lo reprocho. ¿Qué esperáis que haga?
Pues que finjas y le digas que te alegras por ella.
Eso es lo que he hecho.
¿Y el castigo de silencio al que la estás sometiendo? A ella le está costando.
Y más que le costará si me seguís obligando a ir con vosotras y fingir que nada ha pasado. Creo que debería dejar de salir con vosotras. Tengo millones de excusas y además debería relacionarme más con gente de otros entornos.
Si le haces daño, vamos a vernos las caras, tenlo por seguro.
No lo dudaba. Que tengáis una buena noche.
Buenas noches.


Y colgó el teléfono resoplando. Miró los mensajes que le habían enviado durante ese rato en el autobús ignorandoles. Había varios mensajes de Dani, donde se veía el progreso de su enfado. Primero la insultaba un poco, recalcando el hecho de que era una cobarde, y de que Maika había cortado con ella. Después Parecía que se le había pasado el enfado y que simplemente le lanzaba pullas y finalmente terminó por mandarla a tomar por allí. Suspiró de nuevo y le envió un mensaje.


“Dejalo. Por favor. Hemos cortado. Tienes novia nueva. Por favor, déjame en paz. Sé feliz y olvidame. Que tengas una buena noche, y espero que las cosas que te vayan bien. 21:20”


Enviado. Y móvil guardado. Tragó saliva, y subió al fin las escaleras. Sus pensamientos la ahogaban. Era cierto que Maika había cortado con Dani, pero había tenido sus motivos. No es que le hubiera puesto los cuernos, ni nada así. Había sido algo diferente. Era la primera relación de Dani, y Maika lo cierto es que quería algo serio. Había perdido mucho tiempo con estúpidas relaciones físicas que no llevaban a ninguna parte, y ahora quería alguien que fuera en serio. Además no deseaban lo mismo. Dani quería jugar, probar, tontear. Pero Maika, ya había pasado eso. Así que prefirió cortar por lo sano. Pero no parecía sano. Le dolía. Y bastante. No quería reconocerlo pero Dani le había llegado a importar bastante. Bueno, y como le importaba tanto, iba a dejarla libre, siendo feliz con Jessie, pero… Jessie no le iba a hacer bien. Lo veía venir. Dani era idealista e inocente, Jessie por otra parte, sabe perfectamente que hace y le gusta jugar. Pero no era su problema. Tenía que sacarse de la cabeza a Dani de una vez. Llegó a la puerta de su piso compartido justo cuando recibió un nuevo mensaje.


“Cobarde. Pero te haré caso. Nos vemos un día de estos. 21:23”


Pasó de contestar, y guardó el móvil en el bolsillo. Abrió la puerta y entró dentro. Saludó con la cabeza a Cande, su compañera de piso. Debía estar concentrada en algo ya que prácticamente no le prestó atención. Menos mal, ya que Maika no presentaba un aspecto demasiado bueno. Tenía los ojos medio llorosos, y el rictus ligeramente contraído. Se fue hasta su habitación en la que se encerró, para intentar serenarse y empezar a superarlo.
Y pasó el tiempo. Pasaron dos meses. Maika ponía cualquier excusa para no reunirse con ellas. Decía que había quedado para hacer un trabajo, que ya había quedado con compañeras de clase, que tenía que estudiar, que le dolía la cabeza. Muchas excusas usó, y cada vez insistían menos. Hasta que quedaron sin contar con ella. Suspiró al fin aliviada. Solo que hubo algo que no fue exactamente como esperaba.
Maika salió de clase como un día cualquiera. Estaba pendiente del móvil como siempre, ya que lo desconectaba en clase, ya que igualmente no le iba a hacer caso. Se colocó la cinta de su bandolera, hoy pesaba ya que llevaba algunos manuales de anatomía. Su cruz. Tenía algunos mensajes nuevos de sus compañeros de clase que se dedicaban a comentar lo que los profesores decían o hacían. Qué estrés. Bufó y se colocó el pelo tras la oreja, cuando el sol le golpeó la cara. Levantó la vista para mirar los escalones para no caerse, y allí estaba. Dani estaba en la entrada exterior. Lucía como siempre, con su pelo castaño oscuro corto, y su uniforme escolar. Suspiró ligeramente. Temía ese enfrentamiento desde hacía dos meses, así que simplemente resopló, se colocó mejor la bolsa y guardó el móvil. Se vistió con una sonrisa amplia y acortó la distancia que las separaba. Dani estaba mirando al suelo, seguramente jugando con algo que alguien había tirado, mientras esperaba que la que había sido su pareja saliera de clase, y por fin enfrentarse a ella. Pero como llevaba ya un rato esperando sin que diera señales de vida, cuando le tocó el brazo, prácticamente saltó del susto. Tardó unos segundo en recomponerse, pero del susto, grito.


¡Qué susto!¿Es que me quieres matar de un infarto?


Después se dio cuenta que era Maika, a lo que su cara cambió ligeramente, aunque no se volvió una sonrisa triunfante, se relajó algo más. La echaba en falta a la rubia esta, pero le había hecho daño. Bufó por su sonrisa y se cruzó de brazos. Maika por su parte, vio como la chica reaccionaba a su presencia. No parecía precisamente contenta de verla, aunque la había venido a buscar.


¡Cuánto tiempo!¿Qué tal todo? Me supo mal no poder venir el Sábado ese, estaba liada con trabajo de la universidad…
Ja. Ja. Ja. Ja. ¿Pero de qué vas? A mí no me la cuelas. Me has estado evitando. Que no soy tonta.
Maika bufó. No iba a ser una conversación fácil. Dani iba al ataque y estaba dispuesta a saltarle a la yugular si hacía falta. Los ojos de Dani lanzaban chispas, y Maika optó por una buena defensa, si la atacaba demasiado sacaria la mierda que debía mantenerse a parte. Levantó las manos como si le hubieran dicho manos arriba y puso cara inocente.


No me comas que no voy de nada. Acabo de salir de clase. Y no te he estado evitando. Por cierto… ¿Qué tal con Jessie?
Cambiar de tema no te va a salvar el culo. Y no te importa como me va con ella. Estoy aquí para que me des una explicación de porque me evitas.
¡Qué no te evito!¿En qué idioma te lo tengo que decir? He estado liada. Tengo una vida social, por raro que te parezca. Hay gente a la que le caigo bien.
Deja de lado ese estúpido lado tuyo irónico. Estoy hablando en serio. ¿Tienes algún problema conmigo?
No.
¿Con Jessie…?
No…
¿Entonces…?
Entonces, nada. No pasa nada. Eres tú la que se inventa cosas.
No, no, no. No me vas a tirar el muerto a mí. Todo esto empezó cuando empecé a salir con Jessie. ¿Acaso te molesta que yo, la inocente, la primeriza, haya encontrado pareja antes que tú, la experimentada, la madura?¿Acaso te molesta?
¿Como me iba a molestar algo así?
Pues, no lo sé. Ya no lo sé. Pero… Algo te pasa.
Puede ser. ¿Recuerdas qué te dije algo que había sobre las parejas que cortaban?
Puede ser, pero no tengo tanta memoria…
Lo que leí decía que si dos personas cortaban y seguían siendo amigos, significaba que o bien seguían enamorados o nunca se habían querido de verdad. Y no nos interesa ninguno de los dos, así que no deberíamos ser amigas.
¿En serio te vas a escudar en eso?¿En serio? Es inútil discutir contigo.
¿Entonces por qué insistes? Espero que todo te vaya bien, pero tengo hambre, llevo varias horas metidas en una clase escuchando hablar de huesos, y memorizando sus nombres, y se me presenta una entretenida tarde estudio intensivo.
Antes no era así.
Si que lo era, solo que no me quejaba contigo. Estar contigo era lo que me hacía olvidar toda esta mierda y problemas, pero ahora ya no, así que te digo lo interesante que es mi nueva vida.
Veo que te has cerrado en banda. Y qué has decidido que no podemos ser amigas, así que espero que te atragantes con tu estupidez.
¿La estúpida soy yo?¿En serio? Yo al menos no pierdo el culo por la primera rubia que se me pone a tiro.
¿¡Pero de qué vas!? Yo no pierdo el culo por la primera rubia que se me pone a tiro. No soportas a Jessie, lo sabía. No te cae bien. ¡Estás celosa! No me lo puedo creer.
No estoy celosa. Pero creo Jessie no te hará bien. Se aprovechará de ti, y te hará daño. Lo veo venir.
No me vengas con tonterías de estas. Me dijiste que tenía que aprender a vivir el mundo real, que tenía que darme alguna ostia, que no todo era de color de rosa, ¿y ahora estás enfadada porque crees que la chica con la que salgo me va hacer daño? No estás bien… Mira, dejalo. Será lo mejor. Te dejaré en paz como me has pedido. Hasta nunca, Maika.
Hasta siempre, Dani.


Las últimas palabras de la rubia pasaron ligeramente inadvertida para la castaña, aparentemente parecía no haber dicho nada importante, pero era lo que pensaba la chica. Maika sabía que Dani iba a ir con ella a todas partes, quizás no físicamente, pero sí en alma. En sus pensamientos. Esperaba que no reparara en ese siempre, había sido un momento de debilidad, un desliz. Era precisamente lo que quería evitar. Le dedicó otra sonrisa y se escabulló por su lado, lanzándose casi corriendo a la calle, para coger el autobús que estaba parado en la parada. Dani por su parte, seguía enfadada. ¿Cómo podía culparla a ella de que estuviera saliendo con Jessie? Ella había cortado, ella había sido la cobarde, ella había sido la que… La que le había hecho daño. Jessie nunca le haría ni la mitad de daño del que Maika le había hecho, diciéndole debía madurar y probar más cosas, diciéndole que no querían lo mismo, que esperaban cosas diferentes de una relación. Y a pesar de todo eso, no conseguía olvidarla, le molestaba que la evitase, la cabreaba que fuera tan seca… ¿Por qué le tenía que pasar eso a ella? Lo fácil es cuando una relación se acaba, acabar con ella bien, con elegancia. Y ellas no. Estaban atacandose una a la otra, sacando la mierda. Y eso les estaba haciendo daño. Suspiró. Lo mejor sería dejarla en paz, es decir, olvidarla, no pensar más en el tema, distanciarse. Fue bonito mientras duró. Se iba a centrar en Jessie y en demostrarle que se equivocaba. Vio como Maika se alejaba y cogía por los pelos el autobús, y estúpidamente esbozó una sonrisa, eso era tan típico de ella, llegar por los pelos y perder autobuses. Y se sintió mal por eso. ¿Por qué le seguían encantando todas esas estupideces de la chica que le había destrozado emocionalmente? Quizás si que era masoca, y sumidas en sus pensamientos Dani se alejó de la universidad, y de camino a casa le envió un mensaje a Jessie, de sí podían quedar, y que la quería. Quizás ella conseguía que olvidara a Maika de una vez por todas. También le envió un mensaje a Laura, comentandole lo que había pasado. Laura se lo temía. Dani seguía por Maika. Y Jessie solo era una prueba de las muchas que tenía. Jessie se parecía una barbaridad físicamente a Maika. Rubia, ojos verdes, tez pálida, más alta que Dani, sin unas curvas demasiado marcadas. Podría confundirlas vestidas iguales. Tuvo que dorarle la píldora a Dani, era su amiga, pero lo cierto es que estaba de acuerdo con Maika, Jessie le iba a hacer daño a Dani, solo que aun no sabía cuándo, ni cómo, pero estaba claro que lo iba a hacer. Pero solo el tiempo iba a decir si Maika y Laura tenían razón o por lo contrario era Dani la acertada. Y bueno, pasó el tiempo. Y parecía que el agua por fin había limpiado el cauce, y que había pasado a mejor vida su historia.
Maika volvía a casa después de una intensa tarde de estudio en la biblioteca, odiando a muerte la anatomía. Parecía fácil, pero se estaba convirtiendo en una tortura. La semana anterior había visto realizado uno de sus sueño, ver una autopsia, pero había pasado de sueño a pesadilla, ya que ahora tenía que hacer un trabajo de 60 páginas sobre lo visto. Una tortura. Suspiró bajando del autobus. Llevaba una pinta algo peculiar, con la bolsa colgada de cualquier manera, sin ganas de nada más, solo con ganas de llegar al piso y dormir. Sacó el móvil y vio que tenía algunos mensajes, cosas de clase y tonterías de estas, seguro. Guardó el móvil sin hacerles ni caso. Y avanzó hasta la puerta de su piso, y allí estaba Dani. Maika se quedó parada, sin saber qué hacer. ¿Qué había pasado? Dani estaba en su portal, sentada en el suelo, hecha una bola. Estaba mal, se le veía a la legua. Tenía los hombros caídos y la mirada perdida en el infinitivo. Maika sabía perfectamente que eso significaba que algo le había pasado. Desde donde estaba no podía verle los ojos, los cuales intuyo que debían estar rojos. Suspiró y se colocó la maleta, tenía que hablar con ella, si estaba allí era por ella.
Por su parte, Dani se encontraba abrazada a sus piernas esperando que Maika volviera a casa. Había comprobado que Cande no estaba, y tampoco había vuelto. Necesitaba hablar con Maika, ella tenía razón. Siempre la había tenido, y había sido estúpida por pensar que no la tenía. Con esas cosas nunca se había equivocado. Llevaba ya un buen rato esperando y no se iba a ir sin hablar con ella. No le había contestado al móvil, lo tenía apagado, además en la última conversación que habían tenido le había parecido que no quería volver a saber de ella, así que dudaba que le hubiera cogido el teléfono en caso de tenerlo operativo, por eso estaba allí. No se había dado cuenta que la rubia se le acercaba, seguía con los ojos fijos en la parte de delante del portal, se había aprendido de memoria cada una de las manchas y vetas de esa piedra, y se sobresaltó ligeramente cuando la chica le tocó el brazo para llamar su atención. Se giró rápida a la vez que se echaba para atrás. Lo cierto es que no esperaba que la rubia viniera ya casi, llevaba demasiado tiempo esperando. Tenía los ojos rojos y la cara ligeramente amoratada, había llorado y llevaba bastante rato allí. Maika la miraba triste, intuía que el hecho de que estuviera allí no era nada bueno, y eso a Dani le pudo, estuvo a punto de llorar pero hizo de tripas corazón y habló.


Hola, Maika. Querría hablar contigo. ¿Podemos?


Maika suspiró ligeramente, y viendo la cara de la chica, la rodeó con el brazo malo atrayendola hacia ella, dejando que se apoyara en su hombro. Con ese gesto le quería transmitir que estaba allí, con la otra mano sacó las llaves de la chaqueta y abrió el portal.


Vamos, entra. Mejor hablamos dentro.


Le hizo un gesto con la mano para darle entender que entrase, Dani le hizo caso. Se había apoyado en su hombro, sintiéndose protegida por Maika. Después entró en el portal, esperando a ver que hacía Maika. ¿Iban a subir o se lo iba a tener que contar allí abajo? La miró interrogante esperando alguna instrucción nueva. Por su parte, Maika abrió la puerta y entró detrás de la chica. Cerró y cuando se giró, la vio allí mirándola, pidiéndole que le dijera qué hacer. Maika sonrió ligeramente, se la veía cansada y algo triste. Pero Dani no tenía buen aspecto, parecía que estaba mal, así que Maika pensó que lo mejor sería hablar en un lugar más cómodo, así que le indicó las escaleras. Ambas empezaron la ascensión. Dani delante y Maika detrás, ambas sumidas en su mutismo. Ambas iban con la cabeza gacha, sumidas en la visión de sus propios pies. No tardaron en llegar. Sin mediar palabra Maika abrió la puerta del piso e hizo pasar a Dani dentro. Dejó la bolsa al lado de la puerta, y fue a por unos vasos y la jarra que siempre tenían en la cocina de agua, de mientras Dani se fue hacia el sofá y se sentó. Se quitó los zapatos como con rabia y subió los pies al sofá, abrazándose las rodillas, escondiéndose en una esquina del sofá. Maika dejó los vasos sobre la mesita de café que tenían delante del sofá, y se sentó al otro lado del sofá, girándose ligeramente para quedar mirando hacia Dani. Estiró el brazo y cogió los clinex que había sobre la mesa, y se los tendió a Dani. Esperaba a ver si ella se abría y empezaba a contarle lo que quería decirle. Dani cogió un clinex y se sonó la nariz, lo cierto es que llevaba un rato aguantándose. Bajó la mirada avergonzada antes de empezar a hablar, cuando vio que Maika estaba esperando que hablara y se había acomodado.


Lo siento. Tú tenías razón. Jessie me iba a hacer daño. Y me lo ha hecho. Y y y y… Yo… No sé qué hacer…


Maika asintió a sus palabras, y le acarició ligeramente su rodilla, para transmitirle su apoyo. Después terminó por suspirar y se movió para servir el agua, y mientras lo hacía hablo.


Pero… ¿Por qué estás aquí? Es decir… Vale, que tenga razón. Pero... ¿no habíamos quedado que teníamos que distanciarnos? Esto no lo facilita.


Dani simplemente la escuchaba y soltó un leve sonido que no se sabría identificar, es decir traducir. Ni ella sabía porqué estaba allí. Lo normal hubiera sido ir a ver a Laura, su mejor amiga o quizás Johana, su confidente, pero… Había pensado en Maika. Sólo en ella. Y no lo entendía, hacía tiempo que no se veían, y mucho más que casi no hablaban. Y además… Ya no eran nada, en principio. Pero allí estaba.


No sé porqué estoy aquí. Cuando me he querido dar cuenta estaba aquí. Necesitaba hablar contigo…


Maika suspiró por la frase de la chica. Se pasó la mano por el pelo colocándose el pelo tras la oreja. Esto no pintaba bien. Se iba a derrumbar el castillo que estaba construyendo para protegerse. Para protegerse de ella. Para protegerlas a las dos. Pero… Allí la tenía, mirándola con ojos de cachorro, esperando que ella le diera una soluciones que no tenía, que le explicará cosas que no entendía.


Pues… Aquí me tienes. Hablemos de lo que quieras.


Dani quería hablar, pero parecía que te atragantaba con su propia lengua. Así que terminó por callarse de nuevo. Estaba a punto de ponerse a llorar de nuevo, pero la presencia de Maika se lo impidió. No es que no pudiera llorar delante de ella, lo había hecho otras ocasiones, pero ahora mismo era lo último que quería. Alargó el brazo buscando el vaso de agua, pero no llegaba a menos que cambiase de posición, pero no hizo falta, ya que Maika se estiró y se lo dio. Dani tan solo le contestó con un ligero movimiento de cabeza y una ligera sonrisa. Bebió del vaso un par de sorbos, y respiró hondo.


Lo he dejado con Jessie. Me ha hecho daño, como tú dijiste. Aunque no estoy segura de que solo sea eso. Creo que hay algo más, pero… Pero… Pero eso me duele aun más que lo que me ha hecho Jessie. Creo que me duele más lo que yo le he hecho a ella.


Maika la miró arqueando una ceja, ¿lo que ella le había hecho a Jessie?¿Qué le había hecho? No podía imaginar que podía haber hecho ella mal. Se cruzó de brazos y se echó para atrás.


¿A qué te refieres?


Dani bajo la mirada y se sonrojó ligeramente. Maika seguía con la ceja arqueada, y esos gestos de la chica solo le daban que pensar. ¿A qué se refería exactamente? Le estaba haciendo dudar. ¿Le había pasado algo? Dios, ya empezaba a comerse la cabeza como siempre. Mejor esperaba que Dani le contestara.


Pues… Resulta que… Es surrealista. Yo… Yo… Yo la he engañado, podríamos decir.


Maika prácticamente saltó del sofá, de la impresión. ¿Qué ella qué? Pero… ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Qué? Maika estaba perpleja. Parpadeó repetidamente.


¿Qué tú qué? ¿La engañaste? ¿Tú? ¿Con quién?


Maika la estaba como acusando, no quería sonar como un ataque, pero no se lo podía creer, Dani de mientras se intentaba esconder entre sus piernas, abrazándose con fuerza. Se avergonzaba de eso, y mucho. Jessie no lo sabía realmente, es decir no sabía que la había “engañado”, solo lo sabía Maika. Y armándose de valor le contó lo que pasaba.


Con… Contigo.
¿¡Pero qué dices!? Pero… Pero… Si no estábamos distanciando. ¡No hice nada!


Maika estaba que no sabía donde meterse. No sabía de qué iba el asunto. Hacía prácticamente cuatro meses que ni se veían, así que no sabía como podía haber ella participado en un engaño. Y eso se veía en su cara, desfigurada, sin entender qué estaba pasando. Dani por su parte había conseguido asomar la cabeza y vio la reacción de Maika, así que optó por explicarle que pasaba realmente, sabía que estaba sufriendo, era incapaz de hacer daño a una mosca y solo imaginar que podía haber provocado el dolor de Jessie seguro que la estaba matando.


La verdad es que nos estábamos distanciando. Y no fue un engaño real. Pero… La engañe. Pensaba en ti cada vez que ella me tocaba. Me sentía estúpida y pensaba que era cosa de que había sido mi primera relación, pero… No era solo eso. Quería a Jessie, pero no la quería por quién era… Sino por lo que se parecía a ti. Fui estúpida. Soy estúpida. Pero… Esperaba un regalo cada vez que hacíamos un mes o alguna tontería de esas, esperaba que me viniera a buscar al colegio, esperaba que… Dios, esperaba tantas cosas de ella, que no cumplio que… Me sentí decepcionada. Jessie no era ni la mitad de lo que eres tú. Y… Cada vez que tenía un problema tan solo quería contártelo, a pesar de que… ¡Cortaste conmigo! ¿Sabes lo que me dolió? Me dijiste que tenía que experimentar y… Y que queríamos cosas diferentes. Sí, queríamos cosas diferentes, sí, porque yo te quería a ti. Llamame estúpida, cursi o lo que te dé la gana. Pero Jessie me hizo daño, yo le hice daño, y tú me hiciste daño. Y…


Dani enmudeció cuando se le rompió la voz por segunda vez. Lo había soltado del porrón, sin ser realmente consciente. Seguí roja y bajo la mirada. Se escondía, esperaba una reprimenda por parte de Maika. Esperaba que le gritara, que le dijera que era estúpida por pensar eso, que echarle la culpa a ella. Pero Maika estaba callada. Inusualmente callada. Esas revelaciones le habían caído como una jarra de agua fría, es decir, era lo que había estado evitando todo ese tiempo. Se había roto su castillo. Su protección había caído. Soltó una risotada amarga. El destino es una amante cruel.


¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué nos tiene que pasar esto a nosotras?


Maika se echó aún más para atrás y se llevó una mano a la frente, cerrando los ojos, mientras echaba la cabeza hacia atrás. Suspiró hondamente después de la risotada. Dani estaba asustada, no había reaccionado como ella esperaba. Maika parecía… ¿cansada? ¿agotada? ¿desconcertada? No estaba segura, así que simplemente guardó silencio abrazando con fuerza sus piernas. La miraba por encima de sus rodillas con timidez, temía que si lo hacía descarado, se enfadaría. Pero la había echado de menos. Se había mentido pensando que quería a Jessie, pero lo cierto es que solo había buscado a alguien que sustituyera a Maika. Suspiró, y no se esperaba lo que iba a pasar.


Te quiero. Y sé que no debo. Que cortamos por mi culpa, que te dije que sería lo mejor, pero… No consigo olvidarte. No consigo… No consigo dejar de quererte. ¿Te acuerdas que me preguntaste si me pasaba algo? Pues sí, me pasaba que te quería y no podía estar contigo. Y y y y… Y te quiero. Lo siento. Pero no puedo evitarlo.


Ahora es cuando Dani no sabía que estaba pasando. Maika miraba al techo, aunque tenía los ojos cerrados, y una mano sobre ellos, pero tenía esa actitud.


¿Y ahora qué hacemos?


Esa pregunta de Dani captó la atención de Maika, se incorporó de nuevo. Se quedó mirando hacia la puerta. Pero no porque fuera la puerta sino porque estaba delante. Suspiró y tragó saliva.


Creo que tengo una idea…


Eso picó la curiosidad de Dani, la cual bajó las piernas y quitó el escudo que ellas suponían. Se acercó ligeramente hacia Maika, para saber más. Quería saber qué debían hacer. Necesitaba saber que iba a pasar, como iban a terminar con ese dolor, con hacerse daño una a la otra. Y Maika no se hizo esperar. Se giró hacia la castaña, y la miró a los ojos, directamente, sin dudas, decidida. Vio que Dani tenía algunas dudas, pero allí estaba. Había quitado el escudo, confiaba en ella. Tragó saliva y posó su mano en la mejilla de la chica. Y con suavidad se fue acercando a ella. Esperaba que se alejara que le dijera que no, que eso era un error, no la solución, pero... Allí estaba, aún la quería. Y ella también. Se había equivocado al pensar que no estaba preparada. Ella se había equivocado al pensar que no habían llegado demasiado lejos como para pararlo. Y finalmente la besó. Y Dani le correspondió. Entonces supo que había hecho lo correcto. Había corregido su error.

Comentarios

  1. Buen relato, me ha gustado mucho. Ya te lo había dicho, pero siempre hace ilusión ver un comentario en el blog (?) He visto que nos tienes a May y a mí en afiliados, tú también estás en los míos, aunque no tiene nombre (?) Debajo de las tres imágenes grandes en mis afiliados hay 6 círculos, el tuyo es el último <3

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    1. Ya me había fijado. C8 ¡Muchas gracias! A mí también me hace ilusión ver un comentario.~

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